La instalación había cumplido con su objetivo y le llegaba la "jubilación". Fue determinante para introducir a la Isla en el mun-do de la comunicación aérea. Sin embargo, las necesidades de los aviones cada vez más modernos eran mayores y la zona de aterrizaje, que era más que suficiente en junio de 1955, cuando se inauguró, ya generaba, a finales de los 60, demasiadas dudas.
Tras su cierre definitivo, el ae-ropuerto viejo, pues es así como se le conoce en La Palma, ha sido utilizado para diferentes menesteres que, en realidad, son totalmente distintos para los que fue confeccionado. La pista la divide, casi por el centro, la carretera que conecta el Valle de Aridane con la comarca Este, además de otros ramales viales para zonas cercanas, mientras que el resto del trazado ha servido tanto para el aprendizaje y exámenes prácticos del carnet de conducir como, también, para el depósito de residuos, sobre todo material pesado. Sí, son muchos años de ostracismo. De vivir lejos, muy lejos, del protagonismo que tuviera antaño.
En el citado anuncio se informaba acerca de las 17 personas o herederos que tenían derecho a la recuperación de sus fincas. Todos fueron al ayuntamiento y solicitaron la reversión.
Más metros que suelo. Todo parecía, por aquel entonces, en vías de solución.
El principal escollo está en que en el parcelario oficial del Ministerio aparecen cantidades desorbitadas de metros cuadrados. Tantos que físicamente, en la realidad, no caben en el aeropuerto y que, incluso, afectan a más de la mitad del cementerio municipal. ¿Qué ocurrió? Se desconoce, aunque una posibilidad es que se empleara un sistema de compra para aquellos que vendieron en el que se estableció que en lugar de pagar con dinero se abonaba con metros. Es decir, se pagaba poco dinero pero se ponía más terreno para que la "cuenta final" fuera aceptada por la mayoría de afectados.
El Ayuntamiento de Breña Alta intentó mediar ante Defensa y gracias al laborioso trabajo del gabinete técnico municipal elaboró un parcelario nuevo, ajustado a una cartografía real, pero el Estado nunca admitió la propuesta breñusca, por lo que habrá que esperar las sentencias, siempre que sean viables, para conocer qué ocurre con 131.727 metros cuadrados de suelo en una zona privilegiada de La Palma.
Tres viviendas en la terminal. La antigua terminal del aeropuerto es en la actualidad, para rizar el rizo, el espacio de tres confortables vi-viendas en las que residen trabajadores o familiares de personal del aeropuerto que, por diferentes circunstancias, lograron en su día el permiso del Ministerio de Defensa para alojarse en tales dependencias. Fuentes consultadas por EL DÍA aseguraron que esta situación complica aún más la reversión del suelo, ya que son personas con derechos adquiridos sobre la edificación que ahora ocupan. Al final es la historia, casi sobrevolada, de un antiguo aeropuerto que seguramente, quizás, añora aquellos tiempos en los que albergó el DC-3 de Iberia o el Junkers Ju-52 del Ejército del Aire. Tiempos que no volverán.
AEROPUERTO ACTUAL DE MAZO.
El aeropuerto de La Palma cumple cuarenta años y lo hace mirando al futuro en plena remodelación. Mirar atrás en el tiempo supone rescatar multitud de anécdotas que dieron comienzo en 1.955, también año de Bajada de la Virgen, cuando entró en funcionamiento el aeropuerto de Buenavista, en Breña Alta.Cinco años antes, en 1.950, el entonces alcalde de la Villa de Mazo, Toribio Brito de Paz, había ofrecido los terrenos en el municipio para la construcción del aeropuerto. Una oferta que fue rechazada en un principio para convertirse en realidad veinte años después.Según cuenta el historiador palmero Juan Carlos Díaz Lorenzo, “se cumplen cuarenta años del aeropuerto actual pero, si sumamos el aeropuerto de Buenavista, tenemos que remontarnos al mes de junio de mil novecientos cincuenta y cinco”. Entonces, “un aeropuerto de circunstancias que, en muy poco tiempo, evidenció que la decisión adoptada no había sido la adecuada”.
La pista, de tierra, se encharcaba con las lluvias haciendo impracticable aterrizajes y despegues.Esta situación provocó el cierre del aeropuerto y la incomunicación aérea de la Isla desde finales de 1.955 hasta 1.958 para poder hacer frente a las obras de asfaltado de la pista. Mientras tanto, el aeropuerto de Buenavista continuaba operando con un vuelo que llegaba a La Palma tres veces por semana “con un DC-3 de veinticuatro asientos que no siempre podía aterrizar” por las condiciones meteorológicas.Incluso este aeropuerto registró un incidente el 5 de enero de 1.970, cuando un Fóker 27 de la compañía Iberia “saltó y le faltó pista para aterrizar”. Afortunadamente, sólo se registraron heridos leves pero este hecho aceleró la puesta en marcha del nuevo aeropuerto.
En 1.961 el aeropuerto de Buenavista registraba cuatro mil pasajeros anuales, una cifra más que considerable para la época.
Fue el 15 de abril de 1.970 cuando se inauguró el actual aeropuerto. Aquel primer vuelo fue protagonizado por “un Foker F27 de Iberia con cuarenta y cuatro asientos que hizo el vuelo desde Tenerife Norte hasta el aeropuerto de Buenavista” tal y como estaba programado. Esa misma tarde, el mismo avión, realizaba el vuelo inaugural al nuevo aeropuerto de Mazo.Fue todo un espaldarazo para las comunicaciones de La Palma. De los cuatro mil pasajeros en 1.961 se pasó a cien mil en 1.970. Y poco después, en octubre de 1.971, entraba en erupción el volcán Teneguía que supuso, además, una atracción. La ya desaparecida compañía Spantax, programaba vuelos chárter a la Isla con el atractivo de sobrevolar el volcán para ofrecer una panorámica espectacular a los pasajeros.En más de una ocasión se ha hecho referencia a las especiales dificultades que ofrece este aeropuerto en las maniobras de aterrizaje. El propio Juan Carlos Díaz Lorenzo reconoce que “tiene su miga” pero reconoce “la elevadísima profesionalidad de los pilotos que conocen este aeropuerto y que ofrecen total garantía y la de los que no conocen el aeropuerto pero que siguiendo las cartas de aeronavegabilidad toman tierra con total seguridad” y apunta que el aeropuerto de La Palma “es un aeropuerto blanco, como se dice en el argot aeronáutico, en el sentido de que nunca ha tenido accidentes”.
Hoy son más de un millón de pasajeros los que pasan por el aeropuerto de La Palma cada año. Una cifra que se espera duplicar una vez concluyan las obras que se están llevando a cabo y que supondrán una ampliación de la pista y una nueva terminal con capacidad para dos millones de viajeros anuales.
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